3. Tu cerebro siempre gana

Hoy quiero hablarles de otro momento clave que me cambió la perspectiva en la construcción de hábitos: el día en que me di cuenta de toda la energía que perdía negociando con mi cerebro. Lo que más me frustraba no era solo procrastinar, sino el tiempo que perdía antes de hacer lo que tenía que hacer.

HÁBITOS

MARU PEREZ

4/8/20254 min read

¿Cuál es la trampa? Nuestro cerebro está programado para buscar placer inmediato con el menor gasto de energía posible.

En la prehistoria, esto era una ventaja evolutiva: tomar decisiones rápidas para sobrevivir (comer, buscar refugio, huir del peligro). Hoy, los peligros son distintos: que se corte el WiFi o que el delivery tarde más de la cuenta. Pero el mecanismo sigue siendo el mismo. Ese sistema que nos permitió sobrevivir como especie hoy sabotea nuestros planes a largo plazo. Después de un día largo, tu cerebro va a elegir la opción más cómoda: descansar, evitar el esfuerzo, buscar placer inmediato.

Por eso es más fácil elegir Netflix y sillón antes que entrenar. Esta tensión entre placer instantáneo y objetivos a largo plazo no es casual: está en nuestra biología. Entender este conflicto es el primer paso para hackearlo. Podés cambiar este patrón con pequeños y poderosos ajustes.

Evitá negociar con tu cerebro

Cuando estás por hacer algo que sabés que es beneficioso para tu salud (física, mental, emocional) pero que implica incomodidad o esfuerzo, como ir al gimnasio en un día de lluvia, preparar una comida saludable en vez de resolver con delivery, meditar en vez de tirarte a mirar una serie, o evitar un hábito que queres dejar, es común que surja esta conversación con vos mismo:

  • Falto un día, no pasa nada

  • Lo dejo para más tarde

  • Yo no sirvo para esto

  • Merezco un descanso después de tanto trabajo

  • Esta es la última, mañana arranco con todo

¿La identificas en situaciones de tu vida cotidiana?

Este diálogo interno es una forma de negociación con tu cerebro, que busca ahorrar energía, evitar el dolor y priorizar la recompensa inmediata. Es tu cerebro tratando de convencerte de que elijas el camino más fácil

Pero tengo una mala noticia: la mayoría de las veces salimos perdiendo. Cada vez que cedemos, reforzamos un patrón de comportamiento negativo. ¿Te acordás del mail anterior? “Perder algo una vez es un accidente, perderlo dos veces seguidas es el inicio de un nuevo hábito” 🔁

El autor Steven Pressfield definió a esa fuerza que actúa de manera más intensa justo en los momentos previos a tomar acción como la resistencia. Ahora que ya lo sabés, y entendés el motivo por el cual nuestro cerebro actúa así, lo primero que vas a hacer es identificar y nombrar la resistencia como tal. Como si fuera ese diablito en tu oreja boicoteando tus buenas intenciones.

Lo segundo es que, cada vez que tu cerebro empiece a negociar con la resistencia, corré el pensamiento. Tu esfuerzo tiene que aparecer en los primeros segundos de esa negociación. Solemos hablar de esto como “poner excusas”. Pero tu cerebro está muy seguro de que lo mejor para vos es ahorrarte un esfuerzo, darte recompensas inmediatas y generar placer. A veces está tan seguro que nos convencemos a nosotros mismos que las limitaciones son concretas y reales, cuando en realidad depende 100% de la perspectiva de donde lo miremos.

Por eso es importante que cortes de raíz el proceso mental que te lleva a la negociación. Porque, te repito, es muy probable que la pierdas, y esto solo fortalezca más a la resistencia. ¿Cómo hacer esto? En vez de tirarte al sillón cuando llegás a casa, cambiate de ropa y salí al gimnasio. Las probabilidades de que esos 10 minutos extra se transformen en 2 horas son amplias. Identificá los momentos en los que empieza la negociación con tu cerebro y poné el esfuerzo en los primeros minutos de la acción: una vez que estés en movimiento, no hay vuelta atrás. La acción genera motivación, no al revés.

Estrategias para ganar

Hacelo fácil. Si dijimos que al cerebro le gusta repetir acciones que generen placer al menor costo posible, no le presentemos un plan de acción demasiado ambicioso para sostener en el tiempo. Empezar a entrenar todos los días de la semana se vuelve el plan ideal cuando nuestra motivación está a tope, pero corremos el riesgo de volver a vernos vencidos por el abandono. En cambio, si empezamos por un estímulo mínimo de 2 veces por semana, es probable que al pasar el primer mes veamos que pudimos cumplir con las 8 clases (eso equivale a 8 horas de entrenamiento de las 720 que tiene un mes 📆). Muy fácil.

Lo mismo si estás tratando de incorporar otro hábito como la meditación, la lectura, etc. A mí me sirvió muchísimo, cuando empecé a meditar, asignar un día y horario, pero solo 3 veces a la semana por 10 o 15 minutos. Yo soy una persona que siempre fue muy activa y creía que la calma o quietud no eran para mí. Sentía que simplemente no era ese tipo de persona que le diera importancia a esas prácticas. Lo que primero me funcionó fue entender el cambio en mi identidad y trabajar sobre eso. Pero el siguiente paso fue hacerlo fácil para poder sostenerlo en el tiempo y ser consciente de los beneficios que esas prácticas me estaban generando. Hoy medito prácticamente todas las noches.

Tengo una buena noticia: no todo tiene que ser trabajo y disciplina

Si dijimos que al cerebro le gusta repetir acciones que generen placer al menor costo posible, llevémosle actividades que lo hagan sentir bien. ¿Qué diferencia a las personas que hacen actividad física porque lo disfrutan de aquellas que la odian? ¿Es algo en nuestro ADN? ¿Es genética?

Te dejo esta pregunta como pie para el próximo mail. Existe un punto ciego del que nadie habla que tiene que ver con cambiarle la carátula al entrenamiento. Si el ejercicio físico libera neurotransmisores que influyen en el estado de ánimo y el bienestar, ¿por qué cuesta tanto generar un hábito a largo plazo?

Ejercicio mental: traé a la mente algún momento de tu vida en el que hayas sido constante con el entrenamiento. ¿Cómo te sentías? ¿Cómo era la sensación cada vez que terminabas una clase?

En resumen:

  • Tu cerebro busca placer inmediato y evitar el esfuerzo

  • La resistencia aparece justo antes de hacer algo valioso

  • No negocies, accioná rápido

  • Empezá pequeño, hacelo placentero, trabajá sobre tus propios sistemas

  • Celebrá cada paso: es reforzar tu identidad

¿Con qué hábito estás batallando ahora? ¿Qué pequeñas estrategias podrías aplicar esta semana para ganarle a tu cerebro?
Maru 💌